El campo te vio nacer,
tu niñez y adolescencia,
el trabajo duro,
marcaron tus pasos,
te dormías con los cantos de los grillos,
el fresco de la mañana te despertaba,
cambiaste el canto de los pájaros,
por el bullicio de la ciudad,
padre ya no te tengo a mi lado,
hoy mi corazón por ti clama,
quisiera poder abrasarte,
acariciar y besar tu cara,
sentarme a tu lado,
conversar y contarte mis cosas.
Ya tengo cincuenta años
y he caminado la mitad de mi vida,
como quisiera volver a ser niño,
encontrarte al regreso de la escuela,
para decirte que te amo,
para tomarte fuerte la mano
mirarte los ojos
y con una sonrisa borrar tu cansancio,
para jugar lo que no jugué,
para pedirte perdón,
para caminar ha tu lado,
ya no estas,
solo tengo tus fotos
y mis recuerdos,
a pesar de todo te sigo extrañando.
Ahora que soy padre,
me queda la nostalgia,
de llevarte en mi corazón.
Padre querido,
te sacrificaste trabajando,
para darme una educación,
perdón si te he fallado,
es una cruz que llevo,
en forma de herida en mi corazón.
En tu ignorancia,
eres un sabio,
sabias de sacrificios sabias pelear la vida.
Hombre bueno y testa duro,
de manos callosas y mirada franca,
me parece verte regresar,
con tu bolso de la fábrica.
Hoy estoy rodeado de la gente que amo,
pero me siento solo,
porque uno valora todo,
cuando ya no esta cuando le falta.
Ahora que soy padre,
lo comprendo todo lo que pasaba en tu corazón;
cuando yo no estaba y tú,
me necesitabas.
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