Aprendí a caminar,
a comer y a hablar,
¡y! nunca di la gracias.
Me dieron una educación,
me hicieron hijo de Dios,
me castigaron cuando me porte mal,
¡y! nunca di la gracias.
Ahora sentado,
sin otra compañía
que la soledad;
levanto mi vista al cielo,
en ese momento mágico,
cuando decir gracias,
es decir te quiero;
Digo ¡gracias!.
Gracias papá y mamá,
por darme la vida,
gracias papá por trabajar
para traer el plato de comida.
Gracias mamá por cuidarme
cuando era muy niño,
por cambiarme los pañales
por alimentarme.
Gracias por regalarme esa bicicleta,
por esos castigos,
que marcaron mi vida
haciendo el hombre que soy en estos días;
con las virtudes,
con los defectos
y con las cosas por cambiar.
Papá mamá,
ya no están con migo,
sabrá Dios en donde me esperan,
pero miro hacia el cielo,
mi corazón está con ellos.
Gracias papá;
Gracias mamá.

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