Si te digo que soy el dueño del mundo,
no me tomes por loco,
es el reflejo de la niñez,
cuando estamos con un niño.
Su inocencia te seduce,
en el mundo de fantasía.
Ya estamos viajando,
por la magia de la felicidad,
de la alegría.
Sin darte cuenta estas rodando,
inventas una historia,
hablas como un pollito,
como un general o un pirata,
según el cuento.
Sos feliz,
es el poder de la inocencia,
del amor sin mezquindad;
que habré su puertas.
Tú ingresas sin basilar;
¿Sabes?, estas vivo.
Sos abuelo.
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