El fondo de mi casa,
en mi niñez,
en el pasado,
era mi mundo de fantasía;
donde vivía,
todas las historias
que la imaginación podía.
Armado hasta los dientes,
trepado en una pila de ladrillo,
la gran roca en la montaña,
rodeado por los indios,
ladrones o bandidos,
estrategia, defensa todo junto;
en la inocencia de la diversión.
Balas que resuenan,
en el revolver de sebita,
todo en ese mundo,
que surge de la imaginación.
Soy el comisario,
el gran pistolero,
ser grande siendo niño;
el crecer en un instante,
para volver al presente,
en un momento,
al oír:
¡Ha comer!
¡ha lavarse las manos!
¡voy!, un voy eterno,
porque aun el malo no fue vencido;
¡vamos se enfría!
¡ufa! y allí quedo todo,
en espera de una nueva historia;
en ese lugar mágico,
donde sos grande siendo niño.
Feliz lo recuerdo,
feliz lo escribo,
a pesar de la edad,
porque en un rincón del corazón,
guardo esa alma de niño.
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